Categoría: Homilías

Pidamos a María que dejemos reinar a Cristo en nuestras almas, en nuestras familias, en nuestra parroquia y en el mundo entero

Dios es amor. Nos ha creado por amor y para el amor. Jesús nos recuerda que lo primero es amar a Dios y a los demás. Pidamos al Espíritu Santo que nos llene de su amor para formar la gran familia de los hijos de Dios

Santiago y Juan, como los demás apóstoles, buscaron falsas grande-zas: tener puestos humanos importantes, ser los primeros. Jesús nos en-seña que, lo verdaderamente importante es vivir de la vida de Dios. Man-dar, en ese contexto, es importante si servimos a los demás, como lo hizo Jesús.

Jesús llama a algunas personas para ser testimonio de la vida de la Eternidad en medio de este mundo: son los consagrados a Dios. Recemos para que surjan vocaciones en nuestras familias, y para que los niños y jóvenes llamados sean felices porque respondan que sí al Señor.

Jesús asciende hoy al cielo. Culmina así su vida terrenal y nos muestra visiblemente que también nosotros un día, si somos fieles, entraremos allí. Vivamos con alegría y con la mirada puesta en la Eternidad