Homilía: Domingo de Ramos

¿Quién quieres ser en esta Semana Santa? ¿Quieres ser Pilato, o el Sumo Sacerdote? ¿O uno de los romanos que flagelaron o crucificaron a Jesús? ¿Quieres ser uno de la multitud, que tan pronto aclamó a Jesús el Domingo de Ramos como pidió su crucifixión el Viernes Santo? ¿O uno de los que pasaban junto al Señor sin darse cuenta de nada, preocupados de sus propias cosas? ¿O uno de los Apóstoles, que decían que querían estar con Jesús siempre pero luego lo abandonaron? ¿Quieres ser como S. Juan o una de esas mujeres valientes, que permanecieron junto al pie de la cruz? ¿O la Virgen, que vivía al unísono con los sentimientos de su Hijo y lo consoló en su medida?

En esta gran “representación” –que es real– de la Pasión de Cristo, tú tienes un papel, porque formas parte de ella. Jesús, en su tiempo, en su Semana Santa, la única, te vio y vivió tu vida, recibiendo tu desprecio, tu inconsciencia o tu amor… La gran capacidad de su alma, lo hacía capaz de llegar a todos los tiempos y de vivir la vida de todos los hombres. Por eso, estamos dentro de la Pasión, nos enteremos o no.

Nosotros, por nuestra parte, somos muy pequeñitos, y solo podemos vivir lo que tenemos justo delante… Sin embargo, la Iglesia nos da el gran regalo de la Liturgia, que es como un trampolín que nos permite llegar a aquella Semana Santa, y vivirla con Jesús. Nos permite responder a su amor infinito, que se va a hacer palpable estos días.

Por eso, ¿quién quieres ser? Depende de ti.

Vamos a responder al Señor en esta Semana Santa. Vamos a participar en las celebraciones litúrgicas. Vamos a pensar en Jesús. Vamos a hablar de Él en casa. Vamos a limpiar nuestra alma con la confesión, si aún no lo hemos hecho. Vamos a acercarnos al misterio, que se nos presenta de nuevo de forma real gracias a la Liturgia, con el alma limpia, abierta y sencilla.

Que María nos lleve de la mano para acompañar paso a paso a Jesús en estos días, y así podamos morir y resucitar con Él.