Homilía: 2º Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia
La divina misericordia llega hasta mí ahora, en mi propia vida. Ante todo, como una luz sobre el pecado para que yo reconozca mis faltas y las confiese. Después, una vez confesados mis pecados, la misericordia me concede el perdón de Dios a través de la Iglesia.