Lecturas recomendadas: 2ª semana de tiempo ordinario

1. Lectura del Evangelio de la segunda semana de tiempo ordinario

EVANGELIO
Ese fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.

Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:

– «No tienen vino».

Jesús le dice:

– «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».

Su madre dice a los sirvientes:

– «Haced lo que él diga».

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dijo:

– «Llenad las tinajas de agua».

Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les dice:

– «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».

Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al esposo y le dice:

– «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Palabra del Señor.

2. Lectura de la Madre Trinidad

«Yo tengo Fe». Opúsculo 17. Matrimonio, pp 46-57

Yo tengo fe. Por lo que, recibiendo amorosamente las palabras del Divino Maestro:

«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»;

He sentido tanta veneración, tanto respeto a la unión de los esposos, que, por el Sacramento del Matrimonio, queda santificada y elevada a un plano sobrenatural, que me hace exclamar con San Pablo: «Gran misterio es éste, que yo refiero a Cristo y a la Iglesia»