El arzobispo determina la suspensión de las celebraciones públicas

Estos días os he acompañado a todos, sacerdotes, religiosos y religiosas y fieles laicos, desde la oración, poniendo a todos los que vivimos en esta archidiócesis de Madrid en manos del Señor, con la intercesión de la Santísima Virgen María, Santa María la Real de la Almudena.

Quiero comenzar esta nota con un profundo agradecimiento a todos los que están mostrando esa entrega incondicional por quienes padecen coronavirus y por sus familias. Vaya mi agradecimiento a las autoridades, tanto nacionales como autonómicas y municipales, que estáis realizando una animación extraordinaria por vivir este momento haciendo de la solidaridad la fuerza más clara e importante para atajar esta grave situación. Para nosotros los cristianos la solidaridad tiene un nombre: caridad.

Gracias al personal sanitario y civil que hacéis posible que nuestros hospitales estén funcionando y que en nuestra vida diaria podamos seguir teniendo lo necesario. Vuestro trabajo es impagable.

Gracias a todos los sacerdotes y capellanes que, de formas diferentes, estáis manifestando ese deseo de entregar el Amor en su radicalidad máxima. Gracias también a los religiosos y religiosas que estáis regalando lo mejor de vosotros para que nadie quede desatendido, ya sea en sus propias casas o a través de otros medios. He tenido constancia de primera mano de numerosos ejemplos de entrega y ofrecimientos vuestros para ayudar en lo que haga falta, con la vista puesta en los más débiles.

Gracias a los laicos que estáis dando la vida por Amor, que para nosotros tiene un nombre: Jesucristo. Habéis tomado la decisión de depender solo de quien ama y regalar el amor del Señor en concreto a personas de todas las edades.

San Juan Pablo II nos decía que el mayor desafió que teníamos en el nuevo milenio que hace 20 años comenzamos era «hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión». Dejadme deciros que vosotros lo estáis haciendo sin quejas, en silencio, con contradicciones y, sobre todo, sin miedos.

Durante estos días he publicado una nota y una carta pastoral, que siguen teniendo validez, pero que ahora amplio dadas las circunstancias. Hemos estado esperando al momento en el que el Gobierno de España ha anunciado la declaración del Estado de alarma para hacer frente a la situación en la que vivimos. Por ello, después de haberme reunido con el Consejo Episcopal (obispos auxiliares, vicario general y vicarios episcopales) deseo deciros lo siguiente que es de obligado cumplimiento en la archidiócesis de Madrid:

1. Como expuse anteriormente, todos los fieles quedan dispensados del precepto dominical mientras dure la grave crisis del coronavirus. Os invito a todos a que, reunidos en familia si podéis, sigáis la celebración de la Misa por radio, televisión o internet. He querido poner la celebración diaria de la Misa desde el altar de la Almudena de la catedral, a las 19:00 horas, para facilitarlo al final del día. Podéis seguirla en el canal de YouTube de la diócesis.

2. A causa de la situación totalmente excepcional que estamos viviendo, desde hoy, víspera del III Domingo de Cuaresma, quedan suspendidas todas las celebraciones públicas de la Eucaristía con la participación de los fieles, también la dominical. Los sacerdotes saben que han de celebrar diariamente la Misa ofrecida por todos los enfermos y por quienes los atienden.

3. Las exequias se celebrarán de una manera simplificada y siempre en diálogo con las familias, proponiéndoles hacer el funeral cuando la situación se normalice.

4. En todos los demás sacramentos vivamos con la prudencia pastoral, siempre en contacto con los fieles, y propongamos cuando sea posible celebrarlos más adelante.

5. Siguiendo la tradición de la Iglesia es bueno tener abiertos los templos en la medida de lo posible para que todos los fieles puedan orar y para que se atienda a las personas que sufren. Solicito la disponibilidad de los despachos parroquiales para atender telefónicamente todas las demandas que puedan existir.

6. Recordamos a todos los cristianos que este es un tiempo oportuno para intensificar la oración, pidiendo al Señor, con la intercesión de Santa María la Real de la Almudena, que dé consuelo al que sufre y termine con esta epidemia.

7. En diálogo con los presidentes de las congregaciones, cofradías y hermandades he determinado suspender todas las procesiones de Semana Santa en la archidiócesis de Madrid.

Pido al Señor por vosotros.

Con gran afecto os bendice,

+ Carlos, Cardenal Osoro
Arzobispo de Madrid