Al finalizar la Santa Misa del Domingo de Ramos (lea aquí la homilía de la misa), el Papa Francisco dirigió el rezo del Ángelus dominical.
En la alocución previa, constato que es la segunda vez que los cristianos viven la Semana Santa en el contexto de pandemia.
“El año pasado estábamos más conmocionados, este año estamos más probados, y la crisis económica se ha hecho más pesada”, comentó el Pontífice.
“En esta situación histórica y social, ¿qué hace Dios?” preguntó.
Y dio una respuesta.
«Toma la cruz. Jesús toma la cruz, es decir, asume el peso del mal que implica dicha realidad, el mal físico, el psicológico y sobre todo el mal espiritual, porque el Maligno aprovecha las crisis para sembrar la desconfianza, la desesperación y la cizaña«, predicó el Pontífice.
“¿Y nosotros? ¿Qué debemos hacer?”, planteó después Francisco.
«Nos lo muestra la Virgen María, la Madre de Jesús, que es también su primera discípula. Ella siguió a su Hijo. Ella asumió su propia cuota de sufrimiento, de oscuridad, de desconcierto, y recorrió el camino de la pasión, manteniendo la lámpara de la fe encendida en su corazón. Con la gracia de Dios, nosotros también podemos hacer este camino. A lo largo del Vía Crucis cotidiano nos encontramos con los rostros de tantos hermanos y hermanas en dificultad»
A continuación siguiendo el repaso de personajes del Viacrucis, exhortó:
«No pasemos de largo. Dejemos que nuestro corazón se mueva a compasión y acerquémonos. En este momento, como el Cireneo, podemos pensar: «¿Por qué justamente yo?». Pero luego descubriremos el don que, sin merecerlo, se nos ha concedido. Que nos ayude la Virgen, que siempre nos precede en el camino de la fe».
Al final del encuentro de oración, el Papa llamó a rezar “por todas las víctimas de la violencia, especialmente por las del atentado ocurrido esta mañana en Indonesia frente a la catedral de Macasar”. Allí al menos 14 personas resultaron heridas en un atentado suicida con bomba al final de la misa del Domingo de Ramos (aquí en ReL más datos del atentado).