El pasado sábado 29 de mayo, el grupo de familias jóvenes de la parroquia de la Presentación de Nuestra Señora, pasamos el día en el Valle de los Caídos.
A pesar de la dificultad de preparar actividades en estos tiempos de pandemia, el poder de convocatoria de los responsables parroquiales fue todo un éxito: más de 90 personas acudimos a la llamada y partimos hacia Cuelgamuros a media mañana.
La llegada al Valle fue sin incidencias y no tardamos mucho en congregarnos al pie de la Gran Cruz para iniciar la peregrinación a la imponente basílica. D. Pablo Martínez, nuestro párroco, que nos acompañó en todo momento, nos explicó algunos detalles y curiosidades del templo y de la Cruz antes de entrar. Una vez dentro, pudimos contemplar la basílica en todo su esplendor: la impresionante excavación en el corazón de la montaña y, en los laterales, las capillas dedicadas a la Virgen, tras cuyas paredes descansan más de 34.000 restos mortales de compatriotas víctimas de la Guerra Civil.
Posteriormente, disfrutamos de la celebración de la Santa Misa en el altar mayor, cuyo crucero resplandece en la oscuridad que inunda todo el templo en el emocionante momento de la Consagración. Para los que visitaban el Valle por primera vez, este efecto de luces que los monjes benedictinos realizan en cada Eucaristía supuso una verdadera impresión.
Cuando acabamos, pudimos tener unos momentos de disfrute y expansión en la bellísima naturaleza que rodea el conjunto monumental, y aprovechamos para ese rato para comer.
La última parte de la visita fue muy especial. Uno de los frailes de la comunidad benedictina, el P. Alfredo Maroto, nos estuvo hablando (ya en el lado contrario de la Cruz, en la zona entre el monasterio y la hospedería) sobre el significado del Valle de los Caídos y sobre la vida de oración.
Cuando a uno le explican el verdadero sentido de un templo y un monumento de semejante envergadura, construido por y para la reconciliación, con la Cruz de más de 150 metros como señal de paz y redención, todo cobra más sentido. Allí se reza incansablemente día y noche para que una guerra fratricida como la de la década de los 30 del siglo XX en nuestro país no vuelva a ocurrir jamás, y se respeta de una forma sobrenatural a todos los caídos, no solo los caídos del bando ganador que murieron por Dios y por España, sino también a los del otro bando, que también murieron dando la vida por España, aunque con otra ideología. El Valle de los Caídos es el lugar de la paz, del perdón, del amor fraterno, y no el lugar del odio, de la revancha o de la apertura de viejas heridas, como algunos se empeñan en contar.
El poder de la oración y de las Eucaristías que allí se celebran es el verdadero motor de la reconciliación de nuestro pueblo, y por eso la labor de estos frailes es tan importante y necesaria. Y nosotros, como familias que vivimos en medio del mundo con problemas ordinarios de otros tipos, debemos imitar el ejemplo de esta comunidad y buscar ratos de intimidad con el Señor, para poder encontrarnos con Él en la oración.
Para terminar, recibimos la visita del Sr. Obispo italiano D. Giovanni D’Ercole, que nos dirigió unas palabras animándonos a vivir nuestra fe cristiana con valentía en medio del mundo, y nos impartió la bendición.
Esta convivencia ha sido un verdadero éxito y todos nos hemos quedado con ganas de repetir. ¡Gracias!
Grupo de padres
La parroquia de la Presentación de Nuestra Señora quiere realizar un acompañamiento a las padres cuyos hijos están en el proceso de iniciación cristiana, con el fin de ayudarlos a fortalecer su familia, a educar a sus hijos y a transmitirles la fe.
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