1. Lectura del Evangelio del domingo 11 de octubre
San Mateo 22, 1-14
A todos los que encontreís, llamadlos a la boda
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda”.
2. Lectura de la Madre Trinidad
«Promesa cumplida de Dios al hombre en la nueva y celestial Jerusalén”
Opúsculo 2 pp 59-77
761. ¿Quién podrá romper la Promesa de la Nueva Alianza de Dios con el hombre –prometida a Abraham y a su descendencia para siempre y anunciada por los santos Profetas destruyendo a la Iglesia? El que pueda separar a Dios y al hombre, en Cristo; el que pueda conseguir romper al Cristo del Padre, Dios Hombre. Y como esto no es posible, ahí está el Cristo glorioso e inmortal, con los brazos extendidos para abrazar a la humanidad. (22-1-76)
759. A semejanza de como la naturaleza humana y la divina se unen en la persona del Verbo, así, entre el Cuerpo Místico y su Cabeza, se realiza una unión tan íntima y divina, que es la Santa Madre Iglesia, el Cristo Total de todos los tiempos. (22-11-68)