La Comunidad de Madrid anunció el pasado viernes, 4 de septiembre, un paquete de medidas ante el aumento de contagios por coronavirus. Entre ellas figuran la reducción del aforo de los templos al 60 % y la limitación de los encuentros de grupos a un máximo de diez personas. Las normas regionales, que entrarán en vigor el próximo lunes, se revisarán cada 15 días.
Con el convencimiento de que se debe «vivir con una responsabilidad máxima al lado de los demás», como subrayaba el cardenal Osoro en su mensaje de verano, desde el Arzobispado de Madrid se pide a laicos, presbíteros y vida consagrada que sean cuidadosos y prudentes en este tiempo y que sigan las pautas higiénicas y organizativas en los templos.
En este sentido, además de controlarse el aforo, debe garantizarse siempre la distancia de seguridad, es obligatorio el uso de mascarilla –como ya lo es en toda la comunidad–, las pilas de agua bendita continúan vacías y se ofrece gel desinfectante.
Además, el facultativo gesto de paz ha sido sustituido por uno sin contacto; la comunión se recomienda en la mano; se evitan los coros, reduciendo la música a un solo cantor; no se distribuyen hojas parroquiales ni ningún otro objeto, y el cestillo de la colecta no se pasa durante el ofertorio, sino a la salida de Misa.