«¡OH JERUSALÉN…!, ¡JERUSALÉN QUERIDA!»

Jueves Santo… ¡Día de amor y dolor…!
¡Oh alma de Jesús, dolorida en lo más profundo, íntimo y hondo…, allí donde tus hijos están…!
Alma de Cristo incomprendida, lacerada por la espada más aguda: ¡la ingratitud…!
«¡Oh Jerusalén, Jerusalén…! ¡Cómo quise cobijarte como cobija la gallina a sus polluelos, y no quisiste…!»

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