MISTERIOS GOZOSOS DEL SANTO ROSARIO

Lunes y sábados

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TEXTO

V. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

V. Dios mío, ven en mi auxilio:
R. Señor date prisa en socorrerme

V. Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primer misterio:
La Encarnación del Hijo de Dios

«El ángel dijo a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se llamará Hijo de Dios». María respondió: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el Ángel se retiró» (Lc 1, 35-38)

Padrenuestro
V.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Avemaría
V.
Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

(Se repite diez veces).

Gloria
V.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(Se puede añadir una invocación).

Segundo misterio:
La visita de María Virgen a su prima Santa Isabel

«En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamando a voz en grito, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; ¿quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? Apenas tu saludo llegó a mis oídos, saltó de gozo el niño en mi seno.  ¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá»». (Lc 1, 39-45)

Padrenuestro
V.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Avemaría
V.
Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

(Se repite diez veces).

Gloria
V.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(Se puede añadir una invocación).

Tercer misterio:
El Nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén

«José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada». (Lc 2, 4-7)

Padrenuestro
V.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Avemaría
V.
Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

(Se repite diez veces).

Gloria
V.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(Se puede añadir una invocación).

Cuarto misterio:
La presentación de Jesús en el Templo

«Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor». (Lc 2, 22-24)

Padrenuestro
V.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Avemaría
V.
Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

(Se repite diez veces).

Gloria
V.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(Se puede añadir una invocación).

Quinto misterio:
El Niño Jesús hallado en el Templo con los doctores de la ley

«Sus padres solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres… Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas; todos los que le oían, quedaban asombrados por su inteligencia y sus respuestas». (Lc 2, 41-48)

Padrenuestro
V.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Avemaría
V.
Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

(Se repite diez veces).

Gloria
V.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(Se puede añadir una invocación).

Letanías a la Santísima Virgen

V. Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

V. Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Cristo, óyenos.
R. Cristo, óyenos.

V. Cristo, escúchanos.
R. Cristo, escúchanos.

V. Dios, Padre celestial,
R. Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,

V. Santa María,
R. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre de la Esperanza,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre inmaculada,
Madre intacta,
Madre incorrupta,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de la Misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen acogedora,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Ideal de Santidad,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Honor de los pueblos,
Modelo de entrega a Dios,
Rosa mística,
Fuerte como torre de David,
Hermosa como torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Estrella de la mañana,
Puerta del cielo,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los migrantes,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Vírgenes,
Reina de los Confesores de la fe,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta al cielo en cuerpo y alma,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz,

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R. Perdónanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R. Escúchanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R. Ten misericordia de nosotros.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración
V. Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

Por las intenciones del Santo Padre

V. Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

V. Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

V. Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Ave María purísima.
R. Sin pecado concebida.