Pepa se acerca, ayudada de su bastón decorado con flores, a san Isidro. «Yo le pedí cuando llegué a Madrid que me hiciera madrileña, y me lo ha concedido; él concede todo lo que le pides». Nacida en Toledo hace 89 años, pero «madrileña» desde 1965, se entristece porque este 2022, por primera vez, no ha ido a la pradera «a beber agua [la de la fuente de la ermita del Santo], me daba ir miedo ir sola». Sola ha acudido a la colegiata de San Isidro, en autobús de línea desde su casa, y en cuanto se ha visto ante el patrón de Madrid, no ha podido evitar cantarle su himno. «¡Si quieres lo canto otra vez!«, responde, pura ternura, cuando le preguntamos.
Es la segunda vez que Pepa ve al santo expuesto; la anterior, recuerda, estuvo en el templo. Ahora se encuentra en la capilla de la Inmaculada, lo que ordena el trasiego de personas en la colegiata que, por cierto, es constante. Desde el pasado sábado, 21 de mayo, día en que se abrió el arca, hasta el lunes 23, han pasado por la colegiata más de 30.000 personas. A ellas se suman las cerca de 6.000 que han acudido hasta las 13:30 horas de este martes, día 24, y que han formado una cola que en ocasiones casi daba la vuelta a la calle.
Los datos los ofrece Mari Luz Trilla, miembro de la Junta de Gobierno de la Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid, que tuvo la «suerte inmensa» de ser una de las personas que apartó el lienzo que cubría el cuerpo del santo patrono de Madrid cuando se abrió el arca. Las otras dos fueron el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, y el delegado episcopal para las Causas de los Santos, Alberto Fernández. Un arca especial usada para la ocasión que fue encargada en 1692 por la reina Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II, tras curarse por intercesión del santo.
«Está viniendo todo tipo de gente –explica Trilla–, mayor, jóvenes, familias con niños, y con mucho sentido religioso». De hecho, añade, «si te fijas un ratito en la gente, todos rezan». Mucho silencio y respeto –y bastante de emoción– ante un cuerpo cuyo «estado de conservación es inexplicable», teniendo en cuenta que murió hace 850 años y que ha sufrido todo tipo de vicisitudes. Para empezar, los primeros cuarenta años tras su muerte estuvo enterrado en una zona sujeta a corrimientos frecuentes de tierras y a importantes filtraciones de agua. Y otra anécdota que apunta la congregante: «A principios del siglo XX, los madrileños se lo llevaban cada año a la Casa de Campo a la feria del campo».
Caridad cristiana aun en su pobreza
La urna está a los pies de la Virgen; san Isidro fue muy devoto de Ella, en especial de la advocación de la Almudena. Se ha colocado sobre un catafalco alfombrado de rosas blancas, más elevado por la parte de la cabeza para que al santo se le pueda ver mejor. Su cabeza, ladeada ligeramente hacia la derecha; sus brazos, cruzados sobre el pecho; un faldón de raso blanco con el escudo de Madrid cubre el cuerpo desde la cadera hasta las rodillas. A uno de los pies le faltan tres dedos; son grandes, acordes con un hombre que midió 1,84 metros, una altura nada desdeñable para la época.
Igual de grande fue su caridad. Es una de las virtudes que de él destaca el padre Hugo, muy emocionado porque ha venido a Madrid en peregrinación desde Ciudad de México. Es párroco de un templo bajo el patrocinio de san Isidro, con una población de 8.000 habitantes, «de clase media baja». A imitación del santo madrileño, el sacerdote siempre anima a sus feligreses a ser generosos: «Aun en medio de su pobreza, él fue capaz de compartir». Por eso, es un ejemplo de que «se puede vivir la caridad cristiana pese a las limitaciones». También de «santidad en la vida cotidiana»; en el fondo, añade, «era un hombre profundamente contemplativo» en medio de sus quehaceres diarios, con una intensa vida «de piedad y de oración».
Al enterarse de que el Papa Francisco había concedido un año santo a la diócesis de Madrid por los 400 años de la canonización de san Isidro, «yo también tuve la idea de pedirlo, ¡y nos lo concedieron!». Hermanados con los madrileños, los mexicanos celebraron la apertura de la puerta santa el pasado 15 de mayo. Además, tienen a su párroco, en representación, venerando el cuerpo incorrupto estos días en Madrid y pidiéndole las gracias que él tuvo, «un gran amor a Dios y una vida humilde, sencilla, de familia».
Ucrania, la paz, las familias
Ucrania y la paz en el mundo salen como un suspiro doloroso de muchos de los visitantes. De Pepa, de Mari Luz… Pero hay otros países en los corazones, que para eso san Isidro es un santo universal. José, de Venezuela, aunque desde hace tiempo en Madrid, acude con una petición grande en su corazón: que el santo madrileño proteja a su país. Ha descubierto que la esposa de san Isidro también es santa y eso le ha gustado, «porque lo más interesante de él es que era laico, con familia; en este tiempo de pandemia, cuánto hay que pedir por las familias».
Le acompaña su amigo Marc, australiano, que no es católico, pero que gracias a la amistad con el venezolano tiene cierto interés por la religión. Le sorprende ver el cuerpo incorrupto; en general, esto causa expectación entre los devotos. Lo bonito es que, como dice Rosa, otra de las visitantes, «no todo se lo lleva el viento; siempre queda algo».
Enrique es seminarista de la diócesis de Getafe y ha acudido con dos compañeros. Va a poner a los pies del santo a todos los seminaristas y a los formadores, se queda con las enseñanzas del patrón de Madrid: «Confianza sencilla, vida de trabajo, poner todo en las manos del Señor…».
Algunos acuden más por curiosidad que por devoción, por conocer más la vida de este madrileño a caballo entre entre el siglo XI y el XII. No todos los visitantes han nacido en Madrid, pero son madrileños, «porque aquí, cuando pones un pie, ya lo eres». Neus, de Mallorca; Nacho, de Valencia; Gorka, de Pamplona… «Yo sí le voy a pedir una cosa, ¡le rezo a san Fermín, y ahora también a san Isidro!».
Y la devota más pequeñita que acude el martes por la mañana es María, No llega a los 2 años, pero sus padres le van «enseñando la cultura religiosa». Y a ella parece que le gusta, ya estuvo en Semana Santa de procesiones y ahora sabe que «va a ver el cuerpo de san Isidro». «¿Hay algo especial que le vayáis a pedir al santo?», preguntamos a su madre. «Pues no tenía pensando, pero, mira, ahora que lo dices…».
Horarios de veneración
Los fieles podrán acudir a la colegiata de san Isidro a venerar el cuerpo del patrón de Madrid hasta el 27 de mayo, en horario de 8:00 a 21:00 horas. El mismo 27, a las 21:00 horas, irá en procesión a la catedral, donde se celebrará una vigilia de oración a las 22:00 horas. El 28 de mayo a las 11:00 horas habrá una Misa en la catedral y después volverá en procesión a la colegiata, donde el 29 habrá una Misa del peregrino, a las 12:00 horas, y se procederá a la solemne clausura del arca tras las vísperas, que darán comienzo a las 18:00 horas.
Coincidiendo con la exposición del cuerpo incorrupto del patrón de Madrid, Medios del Arzobispado ha puesto en marcha un nuevo apartado en la web diocesana en el que se incluyen las celebraciones programadas, noticias, fotografías y vídeos, artículos y otros materiales. Para visitarla se puede usar el dominio jubileosanisidro.archimadrid.es.