Lecturas recomendadas: 4ª semana de Cuaresma

1. Lectura del Evangelio de la cuarta semana de Cuaresma

EVANGELIO
Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:

«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:

«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.”

El padre les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.

Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.

Recapacitando entonces, se dijo:

“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.

2. Lectura de la Madre Trinidad

Opúsculo 14. «Desde el seno del padre, en el impulso y el amor del Espíritu Santo…» ,  pp. 19

El día 22 de junio, Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, al amanecer, invadida por la luz del pensamiento divino que se iba profundizando cada vez más aguda y penetrativamente en lo más recóndito e íntimo de mi espíritu, sobre el misterio de Dios sido en sí y en manifestación esplendorosa de su Majestad soberana hacia fuera;

intuía, descubriéndoseme muy clara y profundamente, que así como Dios en la infinitud de sus atributos y perfecciones es un solo y único acto de ser en actividad trinitaria de Familia Divina; en el cual su serse serse el Ser y su obrar son en ese solo y único acto de ser, en el que Dios se es para sí lo que es, sido y estándoselo siendo en sí, por sí y para sí en gozo coeterno y consustancial de Divinidad, por su subsistencia infinita;