1. Lectura del Evangelio del Domingo
EVANGELIO
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle.
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:
“Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».
Palabra del Señor.
2. Lectura de la Madre Trinidad
Opúsculo 5. El adviento de María
¡Adviento de María…! La Señora siente estremecerse en sus entrañas al Hijo de su virginal maternidad. Es el mismo Verbo de la Vida a quien Ella le está dando su carne y sangre, mediante las cuales se está formando ese cuerpo perfectísimo del Unigénito del Padre, Encarnado.
¡La Virgen, por obra del Espíritu Santo, se siente Madre y se sabe Virgen…!
¡Oh Adviento de María…! La Niña, hecha una por transformación con el Altísimo, le siente en sus entrañas…, le apercibe hondo en su seno… y experimenta que se acerca el momento de dar a luz a la Luz Encarnada.
Toda Ella, estremecida por el amor eterno del Espíritu Santo, vive hacia dentro en una intimidad ininterrumpida de amor, de adoración.