1. Lectura del Evangelio del domingo 8 de noviembre
San Mateo 25, 1-13
¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.”
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
2. Lectura de la Madre Trinidad
«En el infierno y sin Dios, ¿qué haría mi pobre alma?”
Opúsculo 13, pp. 71-82
Hoy deseo referir,
aunque me encuentre cansada,
lo que un día me ocurriera
de manera inesperada:
algo terrible y feroz
que en mi vida se grabara;
y en mi alma se imprimió
que el Señor me lo mostraba.
¡Sin saber cómo esto fue,
en el infierno me hallaba…!
¡Qué terror!, hijos queridos,
¡qué amargura más amarga…!,
¡con qué desesperación…!;
la esperanza era pasada.
Ya todo se terminó.
Liberarme no lograba
de aquel terrible terror
de los que allí se encontraran.
Y aunque no sé cómo fue,
allí mi alma llegara,
para poder expresar
el pavor que me inundaba.