1. Lectura del Evangelio del domingo 3 de octubre
San Mateo 21, 33-43
Arrendará la viña a otros labradores
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
2. Lectura de la Madre Trinidad
«Toda la vida de Cristo es un misterio de desconsuelo»
La iglesia y su misterio
¡Ni te conocen a ti, ni me conocen a mí!
Y, por lo tanto, ¡no hay consuelo pata tu alma herida y desgarrada!
“Busqué quien me consolara y no lo hallé”. Porque, al no recibir el mensaje eterno que vienes a comunicarles, no beben las almas del agua divina que, de tu seno, se derrama a borbotones en la Iglesia, para saciar abundantemente a todos sus hijos, dejándote a ti, que eres Fuente de aguas vivas, y cavándose cisternas rotas que les llevan al apartamiento de la Felicidad infinita que Tú necesitas comunicarles.
Viniste a las tinieblas y las tinieblas no te recibieron, y por eso, durante toda tu vida, desde el pesebre hasta la cruz, desde el primer instante de tu concepción, se clavó en tu alma la espina más honda y aguda que puede lacerar el alma humana: la ingratitud.