1. Lectura del Evangelio del Domingo del XXIII Domingo de Tiempo Ordinario.
EVANGELIO
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
Lectura del santo Evangelio según San Marcos, Mc 7, 31-37
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.
Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es, «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
2. Lectura de la Madre Trinidad
“Padre” la Iglesia y su misterio
Alma-Iglesia, tu vida es vivir en intimidad sabrosa con las divinas Personas, en comunicación con la Familia Divina. Es asomarte a la cara de nuestra Iglesia santa para contemplar en su faz hermosa el rostro infinito de nuestro Padre Dios. Es vivir tu filiación divina; estar como el pequeñuelo en el regazo de su padre; sentarte en las rodillas del Eterno para decirle tu secreto de amor, y escuchar embelesada el habla que el Amor dice a tu alma.
La vida del hombre sobre la tierra es un regalo del Amor Infinito, que nos creó para hacernos participar, saborear y vivir de su vida. Toda nuestra vocación, ambiente espiritual, modo de vivirlo, orientación y fisonomía de cristianos podría describirse en la postura del pequeño que mora y descansa en el regazo amoroso del Padre. Llamar Padre a Dios es nuestra fisonomía espiritual; y rondando a esto va todo.