Tras «haber experimentado la llamada del Señor» y «después de años de formación y de discernimiento», once jóvenes fueron ordenados sacerdotes este sábado, 21 de mayo, en la catedral de la Almudena para que «anuncien el Evangelio a todos los hombres» y para que, «con su vida, con sus palabras, con sus obras» las personas «conozcan a Jesucristo Nuestro Señor y lo alaben». Así lo aseguró el cardenal Carlos Osoro al hilo del salmo 66 –«Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben»–.
Aludiendo a la apertura del arca de san Isidro ese mismo día por la mañana, el arzobispo de Madrid subrayó que había tenido muy presentes a los ordenandos porque «se trata de regalar la santidad de Dios a todos los hombres». «Esta es vuestra gran tarea. Transformados en Cristo vais a ser para vivir la fuerza y la belleza que os da esta ordenación para anunciar el Evangelio de Jesucristo Nuestro Señor, lo más grande que el ser humano puede conocer», abundó.
En esta línea, tomando como referencia el Evangelio proclamado, el purpurado les dijo que «sois enviados para dedicaros a la causa del Evangelio y para realizar las obras del Señor» y les recordó que, «unidos a toda la Iglesia», «vais a poder hacer verdad lo mismo que hizo Jesús: “Tomad y comed, tomad y bebed”», así como «el dar el perdón a los hombres, el rehacer sus propias existencias, y proponerles el camino de Jesucristo». «Vuestra vida y vuestro ministerio tendrán sentido en la medida en la que injertéis vuestra vida en Jesucristo», insistió.
También incidió en que son «amados para amar, viviendo siempre desde el amor y con el amor del Señor». «El amor a Jesús nos hace identificarnos con Él, configurarnos con Él, actuar como Él y amar como Él. Esto es lo que os entrega hoy también por la ordenación sacerdotal», añadió en la Misa concelebrada por los obispos auxiliares y los rectores de los seminarios de Madrid.
Los nuevos sacerdotes son Esteban Bernárdez Yanes, Jorge Boada Sáenz, Diego Cano Morata. Enrique de Arteaga Bustamante, Pablo Galiot Caballero, Gleison Antonio Linhares dos Santos, Esteban Martínez González y Jesús Jorge Perea, del Seminario Conciliar, y Juan Alcalde Guibert, Andrea Bottana y Alejandro Guerrero Quirós, del Redemptoris Mater. «Me alegro de haberle dicho a Dios que sí; podría haber hecho muchas cosas, pero seguro que no sería tan feliz como ahora», señala Bernárdez en esta entrevista.