«La Iglesia en España mira hoy una vez más a Santiago como gigante de la fe y ve en él a alguien que nos entregó la verdadera liberación, la fuerza del Evangelio, porque el encuentro con Cristo es lo que nos libera». Así lo ha subrayado el cardenal Carlos Osoro este domingo, 25 de julio, solemnidad de Santiago Apóstol, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena.
También en la víspera de la fiesta de san Joaquín y santa Ana, cuando la Iglesia celebra la I Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores, el arzobispo de Madrid ha recordado que Santiago «llegó a España y nos entregó las primeras noticias de la fe en Nuestro Señor Jesucristo» y «se nos manifiesta como un hombre libre porque fue liberador»
«Ante las redes vacías» –ha proseguido–, Santiago «seguro que tuvo la tentación del abandono y del miedo», pero Jesús lo amaba «gratuitamente» y «apostó por él, como hace con nosotros». El Señor le invitó e invita hoy «a no rendirse, a echar las redes al mar, a caminar, a mirar con valentía incluso cuando percibimos nuestra debilidad, a seguirlo en el camino de la cruz, a dar la vida por los hermanos, a cuidar a los demás…». «Él nos infundió, como infundió a Santiago, el valor de arriesgarlo todo y la alegría de sentirse pescador de hombres», ha aseverado.
El purpurado se ha detenido en el salmo («Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben») y el Evangelio («El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir») para animar a ser «valientes, creyentes y servidores». Tal y como ha rememorado, «desde el inicio de la Iglesia» los apóstoles dieron por «todas las partes de la tierra» «testimonio de la Resurrección del Señor», que es «el triunfo sobre la muerte», y se encontraron con no pocas «dificultades». «Anunciar la vida, defender la vida, descubrir que no somos dueños nosotros de la vida, que solo es de Dios –que tiene su tiempo para cada uno de nosotros–… Esto es discutido en muchos lugares. También entre nosotros», ha advertido.
La sabiduría de los mayores
Este «tesoro» de la Resurrección, ha continuado el cardenal Osoro, «lo llevamos en vasijas de barro» y, rescatando la expresión «creí, por eso hablé» del apóstol Pablo, ha abundado en la necesidad de ser «creyentes apasionados» como lo fueron los apóstoles, que «salieron del solar de Palestina a todos los lugares del mundo para anunciar a Jesucristo Nuestro Señor», y de ser «servidores» de los demás. «Nosotros creemos, nosotros nos adherimos a Jesucristo, nosotros queremos abrazar a Jesucristo, nosotros tenemos una manera de entender la vida, de entendernos a nosotros mismos…».
En este sentido, aludiendo al mensaje del Papa Francisco para la I Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores y a su última carta semanal, el arzobispo ha alentado a ser «ángeles» con ellos, sobre todo con los que están más solos «después de un largo aislamiento y una reanudación muy lenta de la vida social», así como a aprovechar su «sabiduría». «Nuestra vocación tiene que ser custodiar a fe que se nos entregó y custodiar las raíces. Y las raíces de esa fe están en nuestros mayores, […] que han sabido construir fraternidad», ha aseverado en la Eucaristía organizada conjuntamente por la Vicaría Episcopal para el Cuidado de la Vida, a través de la Delegación de Pastoral de la Salud, y la Delegación de Laicos, Familia y Vida.