Homilía: 25º Domingo del Tiempo Ordinario
Dios llamó al pueblo hebreo a primera hora, y después extendió esa llamada a todos los pueblos. Él es justo y misericordioso. Para llegar a la plenitud de su reino, tenemos que pasar por el misterio de la muerte, que S. Pablo nos enseña a mirar con los ojos de la fe.