03/03/2025 – Lunes de la 8ª semana de Tiempo Ordinario.

PRIMERA LECTURA
Vuélvete al Altísimo y reconoce los juicios de Dios.
Lectura del libro del Eclesiástico 17, 24-29

A los que se arrepienten Dios les permite volver y consuela a los que han perdido la esperanza., y los hace partícipes de la suerte de los justos.

Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina los obstáculos.

Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia y detesta con toda el alma de abominación.

Reconoce los justos juicios de Dios, permanece en la suerte que te ha asignado y en la oración al Dios altísimo.

En el Abismo, ¿quién alabará al Altísimo como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?

Para el muerto, como quien no existiera, desaparece la alabanza, solo el que está vivo y sano alaba al Señor.

¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que retornan a él!

Palabra de Dios.

Sal 31, 1-2. 5. 6. 7
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño. R.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: “Confesaré al Señor mi culpa”,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
o lo alcanzará. R.

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.

EVANGELIO
Vende lo que tienes y sígueme.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:

– «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

– «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

– «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».

Jesús se le quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

– «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste, porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

– «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

– «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

– «Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

– «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Palabra del Señor.