Lecturas de preparación del Domingo de la XXV semana de Tiempo Ordinario

1. Lectura del Evangelio del Domingo del XXV Domingo de Tiempo Ordinario.

EVANGELIO
El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

Lectura del santo Evangelio según San Marcos, Mc 9,30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafamaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
 
Palabra del Señor.

2. Lectura de la Madre Trinidad

“Encájate en la creación de tu Alma”. La Iglesia y su misterio.

Allí, en el seno del Amor, donde la Trinidad silenciosa se es, perdida y profundizada en la hondura virgínea de su sencillísimo ser, se apercibe el rumor rumoroso de caridad trinitaria en unidad simplicísima de amor divino.

Ahondada y perdida en aquel serse del Ser, adentrándome en la hondura honda, ¡honda…! de su sabiduría eterna, sorprendo aquel instante sublime, instante de vida, de fecundidad, de plenitud, en el cual, sin ser instante, ni segundo, ni momento, en ese acto simplicísimo que se llama Eternidad, está siéndose Dios en sí mismo, para sí mismo y por sí mismo el Acto de ser fecundo en tres Personas.

Y en ese mismo Acto coeterno, el que Se Es, por una complacencia infinita y amorosa, rompiendo en voluntad creadora, quiere, en un querer que es obrar, crear; querer que, en ese mismo instante o acto de ser, obra la creación.