1. Lectura del Evangelio del IV Domingo de Pascua (21 Abril)
EVANGELIO
El buen pastor da la vida por sus ovejas
Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18
En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre; porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido de mi Padre.»
2. Lectura de la Madre Trinidad
“Vivir” la Iglesia y su misterio
¡Vivir…! En esta palabra se oculta un gran misterio de felicidad, alegría y eternidad. Por eso en este día, sintiéndome profundizada en el secreto que esta palabra encierra, veo que hemos sido creados para la Vida eterna, y que, mientras estemos en el destierro, debemos procurar vivir de la Vida mediante la fe, la esperanza y la caridad.
¡Vivir…! Esa es la necesidad que todo ser racional, creado por el Infinito, siente.
Vivir es ley que todos llevamos impresa en el alma. Por eso, cuando la muerte llega, para los que no tienen fe la vida se acaba, y ese grito que todo hombre tiene impreso en sí de vivir, se rebela. Y ante el misterio que el contraste de la muerte y la exigencia de vivir les presenta, los pobrecitos que no han profundizado en el misterio de la vida, se desconciertan, viendo en la muerte natural la destrucción total de todo aquello que en sí experimentan de amor, vida, felicidad, hermosura, eternidad