Jugadores, cuerpo técnico y directiva del Real Madrid han ofrecido este domingo, 28 de mayo, a la Virgen de la Almudena la Liga conquistada hace unas semanas y la decimocuarta Champions League de su historia, ganada este mismo sábado en París. «Os saludo con afecto y alegría», les ha dicho el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, valorando los recientes títulos y la aportación del deporte para «construir la cultura del encuentro».
El purpurado ha señalado que «es estimulante compartir un camino con los demás, apoyaros mutuamente en la búsqueda del éxito», y ha agradecido al equipo blanco que lleve el nombre de Madrid a tantos rincones como hizo san Isidro, «un hombre sencillo con presencias en todos los continentes» a quien se recuerda especialmente en este Año Santo.
«El colofón a una temporada inolvidable»
En esta línea, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, ha trasladado al arzobispo su «agradecimiento por recibirnos en esta catedral» en un día de gran «alegría» para todos los madridistas. Según ha incidido, «el cariño y la fuerza» les vienen de la sociedad y, por ello, ha querido dedicar «el colofón a una temporada inolvidable» a los aficionados, con el deseo de que pase «este tiempo tan difícil» de la pandemia.
El equipo, según ha subrayado el dirigente madridista, se ha «forjado en valores como el esfuerzo, la superación, la humildad..», y es un «referente para millones de personas» y un «ejemplo para niños y niñas», además de una «gran familia».
Tras las intervenciones de ambos, el director de Relaciones Institucionales del Real Madrid, el exfutbolista Emilio Butragueño, ha leído unas peticiones entre las que había una «por todos los deportistas» y otra para que los presentes experimentaran «la protección maternal de la Virgen María».
Después de subir ambas copas al altar de la patrona de Madrid, Santa María la Real de la Almudena, y hacerse la tradicional foto de familia, los jugadores han emprendido de nuevo el recorrido por las calles de Madrid, donde los esperaban miles de aficionados. «¡Cómo no te voy a querer!, ¡cómo no te voy a querer si fuiste campeón de Europa!» o «¡Que bote el obispo!» han sido algunos de los cantos de los que han visto de cerca a su equipo en la explanada de la catedral.