Este lunes 18 de abril, el Papa Francisco ha rezado el Regina Coeli ante los 25.000 fieles que aguardaban en una Plaza de San Pedro todavía decorada por las 45.000 flores provenientes de los Países Bajos.
Francisco, que se refirió a la Octava de Pascua que se inicia en este lunes del Ángel «como un solo día en el que se prolonga el gozo de la Resurrección«, comentó el Evangelio que relata la aparición del Resucitado a las mujeres que le buscaban en el sepulcro.
De las palabras que Jesús le dirigió a las mujeres, Francisco extrajo dos consejos que son «un regalo de Pascua del Señor» y que se refieren a la nota del cristiano de «vivir sin miedo» y confiado en la Providencia.
Cristo «nos invita a salir de nuestros miedos»
«Primero, las tranquiliza: `No temáis´. El Señor sabe que los miedos son nuestros enemigos diarios. También que nuestros miedos nacen de un gran miedo, el miedo a la muerte, a desaparecer, a perder a los seres queridos, a estar enfermo y no sobrevivir», explicó.
Frente a ese miedo, dice Francisco, Jesús resucitado «junto al sepulcro del que salió victorioso nos invita a salir de nuestros miedos«, a los que comparó con «tumbas que nos entierran por dentro».
Por ello, «sabe que el miedo está siempre agazapado a la puerta de nuestro corazón y que necesitamos oírlo repetir: `No temáis´. Que, en la mañána de Pascua como en la de todos los días, [necesitamos] escuchar «No tengas miedo. Se valiente, hermano, hermana que crees en Cristo, ¡no temas!«.
Anunciar el Evangelio para «luchar contra el miedo»
Pero para no tener miedo, continuó el Papa, es necesario «luchar contra él» y en Cristo se encuentra la explicación de cómo hacerlo.
«Ir a anunciar. El miedo siempre nos encierra en nosotros mismos. Jesús, en cambio, nos deja salir y nos envía a los demás. Aquí está el remedio: sal y anuncia, sal y anuncia… porque la alegría pascual no es para uno mismo, la alegría de Cristo se fortalece dándola y se multiplica compartiéndola. Si llevamos el Evangelio, nuestro corazón se expande y vence al miedo«, explica.
La luz de Jesús frente a la falsedad
Sin embargo, Francisco previene de que este anuncio del Evangelio «puede encontrar un obstáculo» que se ve simbolizado por los soldados que custodiaban el sepulcro de Jesús: «La falsedad«.
Las falsedades, «-de palabra y de vida- se oponen al anuncio de la verdad» y «contaminan el anuncio, corrompen por dentro, conducen al nuevo sepulcro, nos llevan a la muerte. El Resucitado, en cambio, quiere que salgamos de las tumbas de las falsedades y las adicciones».
Francisco concluyó su comentario invitando a «colocar nuestras falsedades ante la luz de Jesús resucitado», que quiere «hacernos testigos transparentes y luminosos de la alegría del Evangelio, de la verdad que nos hace libres».
Finalizado el comentario, Francisco se dirigió a la multitud rezando para «que la gracia del Resucitado dé consuelo y esperanza a los que sufren» y que «las guerras den paso a la comprensión y la reconciliación».
«Lo que hizo Jesús en el Calvario y con su Resurrección es reconciliarnos a todos con el Padre y entre nosotros. Dios ha ganado la batalla decisiva contra el espíritu del mal. Renunciemos a nuestros designios humanos, convirtámonos a sus designios de paz y justicia», concluyó.