En la Misa de Navidad en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, el arzobispo de Madrid ha incidido en que el nacimiento de Jesús «no es un mero hecho histórico», sino que «es mucho más: viene a nuestro encuentro y nos acoge a todos, acoge nuestra condición humana, frágil, limitada, y viene a entregarnos su luz», también «en este tiempo de la pandemia, de oscuridad, de sufrimiento, de muerte».
El cardenal Carlos Osoro ha subrayado que «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» y que esto es una «afirmación fundamental», pero también sabemos «que los suyos no lo recibieron». «No es una metáfora» –ha aseverado–, «quiere decir que en todos nosotros está la dramática capacidad de rechazar el amor», de elegir «o el camino de vida o el camino en el que podemos malograr nuestra vida».
En este sentido, el purpurado ha recordado que «Dios es la paz, es el amor» y «no tiene sitio en muchos lugares», como ocurre en las zonas de guerra, en los campos de refugiados, con los migrantes o con «ancianos que viven solos». «A veces es el gran ausente de la fiesta de la Navidad. ¿Dónde está Dios en nosotros? ¿Dónde está Jesús en esta Navidad en el año 2020? Porque se hizo carne, habitó entre nosotros. […] Él da sentido a nuestra vida, nos llena de su amor y quiere que conduzca de alguna forma los destinos de este mundo. Señor, ¿tengo espacio yo para Ti en mi vida?», se ha preguntado.
Antes de terminar, el arzobispo ha insistido en que «hoy, queridos hermanos, se enciende en la noche una luz que nunca se apaga» y ha invitado a mantenerla «en nuestra vida». «No estáis aquí por casualidad. Sois discípulos de Jesús, con los fallos que tenemos todos, empezando por vuestro obispo», ha añadido.
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